Alégrense en el Señor
Dar y recibir las gracias con una actitud de agradecimiento
“El Día de Acción de Gracias es un festival agrícola que se celebra principalmente en Estados Unidos y Canadá. Tradicionalmente es una ocasión para agradecer por la cosecha y expresar gratitud en general. Aunque quizás sea de origen religioso, el Día de Acción de Gracias se identifica hoy en día como una festividad laica.” (Wikipedia, la enciclopedia libre)
El mes de noviembre también es conocido como “el mes del agradecimiento.” Es la época del año en la que los estadounidenses celebran el Día de Acción de Gracias, ocasión en la que se nos invita a dar gracias por los obsequios que hemos recibido de un Dios bueno y generoso.
Pasé 20 años viviendo en Roma y viajando por todo el mundo en nombre de mi comunidad religiosa, la Congregación del Santísimo Redentor (la Congregación Redentorista). El Día de Acción de Gracias es la celebración que reúne a los estadounidenses expatriados como ninguna otra. Forma parte de nuestro ADN y no importa en qué parte del mundo nos encontremos, cuando llega el Día de Acción de Gracias, ¡los estadounidenses buscamos la forma de celebrarlo!
Este año el Día de Acción de Gracias cae el 27 de noviembre, tan solo unos días antes de celebrar mi segundo aniversario de instalación como arzobispo de Indianápolis el 3 de diciembre de 2012. Este año estaré dando las gracias por estos dos años llenos de bendiciones que he vivido aquí en el centro y el sur de Indiana. De una forma muy especial estaré dando las gracias al Papa Emérito Benedicto XVI quien me envió aquí a servir al pueblo de Dios en esta Iglesia histórica, así como también a nuestro Santo Padre, el papa Francisco, quien nos inspira a servir como discípulos misioneros de nuestro Señor Jesucristo.
También estoy inmensamente agradecido con todo el pueblo del centro y del sur de Indiana; con mis dedicados compañeros de trabajo del Centro Católico Arzobispo Edward T. O’Meara y de las parroquias, escuelas y agencias arquidiocesanas de cada uno de los deanatos; con mis hermanos sacerdotes y diáconos; con mi asistente en el ministerio episcopal, el obispo Christopher J. Coyne, y con mi predecesor en este ministerio, el arzobispo emérito Daniel M. Buechlein, O.S.B. Todos me han demostrado el verdadero significado de la hospitalidad de los oriundos de Indiana y les estoy profundamente agradecido por esto.
Espero que puedan disfrutar de esta época tan especial del año, rodeados de familiares y amigos. Las fiestas pueden ser momentos difíciles para las personas que sufren problemas de salud, para aquellos que no tienen hogar o para los que están atravesando dificultades emocionales o económicas. No olvidemos rezar por aquellos menos afortunados que nosotros y ayudémoslos en todo lo que podamos durante esta época de Acción de Gracias.
Según la enciclopedia, el Día de Acción de Gracias es una festividad laica, no religiosa. Aunque esto es técnicamente cierto, a los creyentes nos resulta imposible expresar “gratitud en general.” Nuestro agradecimiento se eleva al Dios que nos creó y que nos sustenta con su gracia. Los cristianos creemos que ese Dios es un ser que nos conoce y que se preocupa por cada uno de nosotros. Cuando le damos las gracias, siempre lo hacemos de forma íntima y personal.
Los católicos celebramos la Santa Eucaristía (nombre que se deriva de la palabra griega de agradecimiento) todos los días, pero en este en particular, el Día de Acción de Gracias, le agradecemos especialmente a Dios por sus abundantes bendiciones. Esto incluye el don de la vida misma, nuestros padres y familiares, el amor que compartimos con cónyuges e hijos, nuestros amigos, nuestra libertad como estadounidenses, nuestras vocaciones como discípulos de Jesucristo, nuestras posesiones materiales, nuestros dones y talentos intelectuales, y mucho, mucho más.
El agradecimiento es una virtud muy poderosa; abre nuestros corazones al poder sanador de la gracia de Dios. Nos ayuda a ver más allá de nuestros deseos egoístas y temores, y a concentrar nuestra atención en los obsequios que recibimos de los demás, en las oportunidades que se nos presentan para compartir con el prójimo y en darle gracias a Dios por todo aquello que nos ha dado tan generosamente.
Si Dios puede darnos las gracias y perdonarnos, a pesar de nuestro egoísmo y del pecado, ¿acaso no deberíamos hacer lo mismo? ¿Acaso no deberíamos tener la fe y el valor para ver más allá de nuestras propias necesidades, deseos y temores, y posar la mirada en los obsequios que hemos recibido de Dios y de los demás?
Cuando vayan a la misa este fin de semana, dediquen unas palabras de agradecimiento especiales para Dios por todas sus bendiciones. Eleven una oración de agradecimiento por todas las personas en su vida que han compartido sus dones con ustedes. Entonen una oración de contrición por sus pecados y pidan por la gracia para poder perdonar a aquellos que de algún modo los hayan perjudicado.
Para nosotros, el Día de Acción de Gracias no es una festividad laica. Se trata de un momento de gracia para todos lo que hemos sido bendecidos por Dios y la oportunidad de expresar nuestra gratitud. ¡Que siempre le demos gracias a Dios por su bondad con nosotros! Que nuestros corazones estén rebosantes de agradecimiento por todos los obsequios que hemos recibido de un Dios amoroso y generoso.
¡Feliz Día de Acción de Gracias! †
Traducido por: Daniela Guanipa, Language Training Center, Indianapolis.